EL BACALAO Y UN ERROR MUY AFORTUNADO

El bacalao al pil-pil, un error más que afortunado


Estamosos a un pasito de semana santa y este año como el pasado, nos quedamos sin procesiones, pero este no es un motivo para no seguir disfrutando de nuestras tradiciones culinarias.


Como sabrás... Todos tenemos un plato característico de esta época, muchas veces depende de la zona geográfica donde habitamos pero no está demás decir que algunas tradiciones son casi casi internacionales, como son por ejemplo los huevos de pascua. Si bien no en todos los países se consumen el mismo tipo de huevos de pascua, la tradición es casi casi la misma.


Otra tradición muy de esta época del año aunque no tan universal, ¡las torrijas! Si señores, ¿a quién no se le hace la boca aguas cuando las nombramos? ¡Y con lo fáciles que son de hacer! Puestos a hablar de comidas típicas, no nos podemos olvidar de esos exquisitos potajes y guisos de bacalao que hacían nuestras abuelas ¡Madre mía qué delicia! Las natillas, el arroz con leche (que es casi un pecado mortal no tenerlo en estas fechas, al menos por donde yo vivo) las torillitas de bacalao, o el bacalao al pil-pil por ejemplo en la cocina vasca.


Cada uno de estos apetitosos manjares, tiene una historia detrás, que por lo general suelen ser historias de pobreza donde casi cualquiera de ellos era una exquisitez al alcance de unos pocos por aquellas épocas, no siendo así en el caso del bacalao al pil-pil. Un herror humano, provocó que en los años 1830 un comercial vasco pidió a otro que le enviará una determinada cantidad de piezas de bacalao, este último confundió una "o" con un "cero" y en lugar de enviarle 100 o 110 unidades del pez en cuestión, le envió el increíble número de ¡1000110 bacaladas! Lo cual era una cantidad desorbitada y este buen hombre estuvo a puntito de suicidarse pero gracias a que no lo hizo hoy tenemos cosas que son inimaginables en sus comienzos... Pero eso os lo cuento un poquito más adelante. El caso es que este hombre consiguió vender todo el pescado que tenía de más gracias al hambre, la pobreza y la guerra. 


En aquel entonces Bilbao estaba cercada y hacian muchísima falta los alimentos, por lo tanto las mujeres de la casa compraban con lo poco que tenían, dos tajadas o tres del susodicho pescado y con solamente un poco de aceite de oliva, una cabeza de ajo y una feliz guindillita inventaron el plato más famoso de la cocina vasca. Pero no nos confundamos, a pesar de sus escasos ingredientes, hay que tener una técnica y un cuidado muy especial para elaborarlo. Que la verdad es muy elemental y rudimentaria pero al menos para mí es muy complicado conseguir el punto exacto de este majar. 


Bueno querid@s amigos, prometo continuar en la próxima entrada con este tema y también prometo traerles la receta y unas fotillos para que si no es la panza, al menos lleneis el ojo.


Un saludo, hasta la próxima y contarme con un mensajito si os ha gustado esta pequeña curiosidad. 

¡Por cierto! Se me olvidaba... ¿Sabéis lo que pasó con el comerciante que casi se suicida por recibir tooodo este pescado que pensó que jamás lograría colocar? Se convirtió en el fundador del banco BBVA, antiguo banco Bilbao en su origen y aún le sobró dinerito para invertir en tierras y ferrocarriles. ¡Si es que cuando es pa ti, ni aunque te quites! 

¡Gracias por leerme! Un abrazo bien fuerte y hasta otra.Estamos a un pasito de semana santa y este año como el pasado, nos quedamos sin procesiones, pero este no es un motivo para no seguir disfrutando de nuestras tradiciones culinarias.



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